El artículo de El País describe la situación crítica de los refugiados en Goma, en la República Democrática del Congo, quienes, tras haber sido desplazados en el pasado por el conflicto armado, se ven obligados a desplazarse nuevamente debido a la violencia y la amenaza de la milicia M23, un grupo armado que ha tomado control de varias áreas cercanas.

En Goma, que se encuentra en el este del país, se estima que alrededor de 700,000 personas se han visto afectadas por el conflicto y el desplazamiento forzoso. Estas personas habían buscado refugio en la ciudad y sus alrededores, huyendo de la violencia previa. Sin embargo, la amenaza de la milicia M23 ha obligado a muchos a abandonar de nuevo sus hogares y asentamientos en busca de seguridad. A pesar de las difíciles condiciones en las que viven, muchos refugiados se ven forzados a permanecer en campamentos improvisados, ya que el gobierno y las organizaciones internacionales no han sido capaces de garantizar su protección o proporcionarles una ayuda efectiva.

Los campamentos de refugiados se encuentran en condiciones precarias. La falta de recursos y el escaso apoyo de las organizaciones humanitarias han empeorado la situación, ya que muchas de estas organizaciones han reducido sus operaciones en la región debido a la creciente inseguridad. La desconfianza y el miedo entre los refugiados se han intensificado, ya que el avance de las fuerzas rebeldes y los constantes tiroteos y saqueos en las áreas cercanas han incrementado el temor de nuevos ataques.

En cuanto a los refugiados que aún permanecen en Goma, muchos se sienten atrapados entre la violencia de los grupos armados y la incertidumbre sobre el futuro. Algunos de ellos están considerando la posibilidad de regresar a sus hogares, a pesar de los riesgos, ya que las condiciones en los campamentos son insoportables. Sin embargo, estos regresos no están exentos de peligros, pues muchos temen ser atacados por los rebeldes o perder lo poco que les queda, como tierras o propiedades.

Fuente original:

Los refugiados en Goma, obligados de nuevo a desplazarse: “Aquí podemos morir fácilmente” | Planeta Futuro | EL PAÍS